Joan Miró fue un pintor, escultor, grabador y ceramista español. En sus obras reflejó su interés por el subconsciente de lo «infantil» y en la cultura y tradiciones de Cataluña. Aunque se le asocia al arte abstracto por su estilo maduro de formas estilizadas e imaginarias, en su juventud se inició en la figuración, con fuertes influencias fauvistas, cubistas y expresionistas, pasando a una pintura plana.
Entre sus obras se pueden encontrar cosas que se podría decir que fueron sacadas de la memoria y el subconsciente con gran fantasía e imaginación.
El estilo de Miró fue madurando bajo la influencia de los pintores y poetas surrealistas.
La composición de sus obras se organiza sobre fondos planos de tono neutro y están pintadas con una gama limitada de colores brillantes, especialmente azul, rojo, amarillo, verde y negro. En ellas se disponen sobre el lienzo, siluetas de amebas amorfas alternando con líneas acentuadas, puntos…
Sus representaciones son muy sencillas y no tan complejas como algunos otros artistas. Miró intentaba plasmar la naturaleza tal y como lo vería un niño o un primitivo, pero obviamente desde una perspectiva del siglo XX.
Sin duda la guerra civil española hizo influencia en las obras que miró realizó, tratando de plasmar "su visión de la realidad”, fue ahí cuando encontramos los fondos oscuros, y personajes con visiones dramáticas.
La interpretación que se le puede dar a esta pintura, es a partir del contexto histórico. Miró pintó muchas cosas relacionadas con el cielo, el sol, lo cual nos podría decir que de alguna manera quería representar el anhelo que necesitaba de alguna especie de libertad, ya que antes de esto pasó la guerra civil española. La mujer podría representar la inocencia mirando hacia el sol, esperando de alguna manera llegar a él y de alguna forma poder ser liberada de lo que ocurre en la tierra. Los colores podrían representar una especie de esperanza de una manera positiva, hacia el objetivo del personaje de la obra.
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